Las palabras nos brindan la posibilidad de darle sentido a nuestra vida, de significar nuestra experiencia. Con ellas simbolizamos y tomamos conciencia de lo vivido. Son un vehículo para llegar a nosotros mismos y para conectar con los demás.
Las palabras y el uso que hacemos de ellas,
PUEDEN CURAR.
Gandhi compartió uno de sus
pensamientos que decía:
Vigila tus palabras, porque se convierten en actos.
Vigila tus actos, porque se convierten en hábitos.
Vigila tus hábitos, porque se convierten en carácter.
Vigila tu carácter, porque se convierte en tu destino"
Las palabras tienen el poder de hacer nuestra alquimia interior. Con ellas puedo aliviar mis dolores, sanar mis heridas, concluir mis duelos, afrontar mis miedos, atender mi rabia, atraer lo que deseo, integrar, liberarme y liberar, sanarme y sanar, ...
Hoy
quiero compartir contigo un hermoso
texto de Chales Chaplin con mi deseo
de que sus palabra produzcan en ti un efecto sanador y te permitan crecer y
acercarte a ser la persona que deseas ser.
"Cuando me amé de verdad"
Cuando me amé de verdad, comprendí que en cualquier
circunstancia, yo estaba en el lugar correcto y en el momento preciso. Y,
entonces, pude relajarme.. Hoy sé que eso
tiene nombre… autoestima.
Cuando me amé de verdad, pude percibir que mi angustia
y mi sufrimiento emocional, no son sino señales de que voy contra mis propias
verdades. Hoy sé que eso es…
autenticidad.
Cuando me amé de verdad, dejé de desear que mi vida
fuera diferente, y comencé a ver que todo lo que acontece contribuye a mi
crecimiento. Hoy sé que eso se llama…
madurez.
Cuando me amé de verdad, comencé a comprender por qué
es
ofensivo tratar de forzar una situación o a una persona, solo para alcanzar
aquello que deseo, aún sabiendo que no es el momento o que la persona (tal
vez yo mismo) no está preparada. Hoy sé que el nombre de eso es… respeto.
ofensivo tratar de forzar una situación o a una persona, solo para alcanzar
aquello que deseo, aún sabiendo que no es el momento o que la persona (tal
vez yo mismo) no está preparada. Hoy sé que el nombre de eso es… respeto.
Cuando me amé de verdad, comencé a librarme de todo lo que no fuese
saludable: personas y situaciones, todo y cualquier cosa que me empujara
hacia abajo. Al principio, mi razón llamó egoísmo a esa actitud. Hoy sé que
se llama… amor hacia uno mismo.
Cuando me amé de verdad, dejé de preocuparme por no
tener tiempo libre y desistí de hacer grandes planes, abandoné los
mega-proyectos de futuro. Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta,
cuando quiero y a mi propio ritmo. Hoy
sé, que eso es… simplicidad.
Cuando me amé de verdad, desistí de querer tener siempre la razón y, con
eso, erré muchas menos veces. Así descubrí la… humildad.
Cuando me amé de verdad, desistí de quedar reviviendo
el pasado y de preocuparme por el futuro. Ahora, me mantengo en el presente,
que es donde la vida acontece. Hoy vivo un día a la vez. Y eso se llama… plenitud.
Cuando me amé de verdad, comprendí que mi mente puede
atormentarme y decepcionarme. Pero cuando yo la coloco al servicio de mi
corazón, es una valiosa aliada. Y esto
es… saber vivir!
No debemos tener miedo de cuestionarnos… Hasta los planetas chocan y del
caos nacen las estrellas.
"La mentira que más perturba es la que uno se dice a sí mismo"
"El juicio que más importa es que uno se hace a si mismo"
Un Abrazo y buen camino.
.